martes, 22 de julio de 2008

The eye, el remake


Verdaderamente, no entiendo a qué vienen estos remakes de películas de terror orientales. Ya llevan unos cuantos (El grito, dark water, llamada perdida, the ring...) y es que son todos lo mismo. Trasladan los acontecimientos a los Estados Unidos, ¡y eso es todo!. Respecto a las otras no me voy a pronunciar pues de la primera y tercera sólo he visto las versiones originales y las otras casi ni me acuerdo. En cambio de The eye, que he visto las dos no hace mucho, tengo una opinión clara.


La versión hongkonesa del año 2002 y dirigida por los hermanos Pang (como el juego de la recreativa), Gin gwai (The eye), daba más miedo, uno se revolvía más en el sillón viéndola. La trama, no del todo original (los transplantados que comienzan a hacer cosas raras es un subgénero del cine de terror), sí estaba bien resuelta, con momentos impactantes como el final, o ese del ascensor, en el que pienso cuando me subo a un cacharro de esos. Luego era lo de siempre, la búsqueda del fantasma de turno para que descanse en paz, y el golpe final para dejar paso a una posible secuela (que se hizo, con peores resultados). Quizás sea el exotismo, que tememos más aquello que desconocemos, o la sorpresa inesperada que supuso en su día The eye, el caso es que barre a todos los niveles a la versión americana.


Y es coemtar este remake es decir lo mismo, pero al revés. Salvo algún susto mediante aparición repentina acompañada de banda sonora estridente, la película no asusta nada de nada. ¡No da miedo!. Quizás al haber copiado o calcado plano a plano a su predecesora tenga mucho que ver. Porque se repiten situaciones, casi tantas como en la Psicosis moderna respecto a la de Hitchcock. y eso para el que ha visto la primera película es un mazazo en todo el colodrillo. Se pierde toda la emoción, cualquier sorpresa. Así que recomiendo que los que han visto una se abstengan de ver la otra. Por lo demás es una versión de lo más correcta estéticamente hablando. Efectos, los justos. Sin grandes desplieges ni fuegos de artificio, es comedida. No han querido superar a la original, simplemente ofrecer la misma estupenda historia a un público general reticente a ver películas extranjeras.


Pero no todo ha de ser mediocre. Mención especial merece Jessica Alba, que sin ser una gran actriz, está lo suficientemente de buen ver como para embelesarse observando su extraordinario aspecto fotograma tras fotograma. Y olvidarse de todo lo demás.

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