miércoles, 15 de febrero de 2012

Dwight Frye, la cara de la locura



Su muerte fue como una escena más de las películas en las que intervino: le sobrevino un ataque al corazón en un autobús abarrotado de gente en la ciudad de Los Angeles.
Después de sus inicios teatrales y sus primeras incursiones en la gran pantalla, Dwight Frye participó en los dos grandes clásicos de terror de la Universal del año 1931. En Dracula interpretó magistralmente a Renfield, personaje que sufre una gran transformación en su carácter durante el film: pasa de la tranquilidad a la inquietud, de la inquietud al miedo y del miedo a la locura. Su actuación roza la perfección y se ganó la admiración del propio Lugosi. En Frankenstein fue el jorobado Fritz, un papel más limitado al que ni el mismísimo Lugosi pudo sacar mejor partido en posteriores secuelas.
Su posterior carrera fue poco fructífera: apareció como favor y sin acreditar en diversos films e intervino en pocos títulos de entidad. Productores teatrales le ofrecieron papeles como demente en sus obras y su carrera fue diluyéndose al igual que su propia vida.




















No trató sus problemas coronarios debido a que su corriente religiosa, la Cienciología (sí, la misma que practica Tom Cruise), se lo impedía. Y aquí es donde regresamos al inicio de este texto…
Sobre él se editó en 1997 una biografía autorizada titulada Dwight Frye’s Last Laugh y escrita por Gregory W.Mank, James Coughlin y el hijo del actor Dwight D.Frye. Se pueden visionar algunas páginas y comprarlo en Amazon.

J.Martín

1 comentario:

El Abuelito dijo...

Un grande olvidado, que repitió papel de ayudante de un No Muerto en "Dead men walk" junto a otro de los titanes de la serie Z, George Zucco...